Polenta, queso brie y huevo poché fallido. Vía: @natmtz

Nadie puede negar que hay alimentos que no son vistos con buen ojo por las masas. Si tuviera que listar este particular segmento creo que en los primeros escanios estaría la polenta. Perdón, creo no, allí estaría. ¿Que es injusto? Quizás si, pero allí estaría.

Ahora bien, siendo conciente de que no gonza del privilegio mainstream del que gonzan otros alimentos no puedo evitar preguntarme si es porque realmente se lo merece o porque somos nosotros, los comenzales, quienes no supimos encontrarle esa vuelta de tuerca que la convierta en un plato con mayor y mejor aceptación. Y creo, ahora si, que por este lado va la respuesta, es por eso que puse a trabajar a todo el “Departamento de investigación y rotura oval” de Mis Fotosecuencias y más o menos estas fueron las consecuencias:

En primera instancia fue @natmtz quién, por línea privada, comentó su experiencia en San Francisco (USA) donde pudo ver polenta servida en restaurantes, acompañada (la polenta, claro) de queso brie, hongos y hasta rúcula. Todo esto con un resultado muy bien logrado, según comentó Natalia.

El siguiente testimonio recabado por nuestro equipo hace referencia a un capítulo de la serie No Reservations donde es el mismísimo Anthony Bourdain a quién le sirven en un restaurante de Venecia una porción de Polenta a la Parrilla[link]. Minutos después, en otro lugar de la misma región presentaron una receta de Calamar cocido en su tinta acompañado de…  si, claro, polenta pero esta vez servida en una tabla[link].

Para tomar dimensión de la realidad en el plano local solo tuve que remitirme al «Buscador de antojos» de Circuito Gastronómico, una muy completa guía de restaurantes cordobeses, con el triste desenlace de no hallar nada relacionado a la polenta. No conforme con eso, les consulté vía mi cuenta de Twitter donde se mostraron optimistas y recomendaron esperar a ver las cartas de invierno…  o al menos eso fue lo que quise entender de su respuesta.

Dicho esto, no puedo más que hacer un mea culpa y reconocer que quiénes guíamos a la polenta a esos escanios de los que les hablé fuimos clamente nosotros y por una ausencia total de creatividad de nuestra parte para encontrarle esa vuelta de tuerca. Ahora, tal como lo hiciera Fontanarrosa[12] con las «Malas palabras», pido una amnistía para la polenta e integrémosla a nuestra alimentación, que la vamos a necesitar.

—–

Foto: Natalia Martinez