Algo hablé acerca de Pablo del Río cuando cuando visité su restaurante Siete Cocinas en el que divide a la Argentina en regiones gastronómicas creando una propuesta gourmet por demás interesante. Pues ha llegado el momento de visitar su nuevo emprendimiento, también ubicado en la ciudad de Mendoza, Fuente y Fonda.
Fuente y Fonda es un restaurante que apuesta a rescatar los sabores creados por nuestras madres y por nuestras abuelas. Sabores genuinos creados sin poner el foco en la técnica sino en extrapolar al comensal al lugar donde fue feliz, su infancia y a la mesa familiar donde no importaba el menú sino el hecho de compartirlo.
El restaurante es una fonda, tal como su nombre lo indica, pero tiene cuidado hasta el último detalle. Ese día lo comentaba vía Twitter, es como el de Palermo que se peina para parecer despeinado y gasta los jeans Levi’s para simular gastados. Al punto que cuando llegó Pablo y saludó a mi mesa preguntó si nos había gustado «el concepto». No preguntó si comimos bien, si la porción era abundante o si nos atendieron bien, nada de eso… el foco es el concepto. Y debo confesar que si, sabrán disculpar el spoiler.
Es un lugar acogedor con una atención desestructurada pero correcta. La carta es concisa, va directo al grano sin dejar margen a idas y vueltas, plantea un menú escueto pero antes deja bien marcada la cancha con lo puntos que describe como «Importantes»:
- Todas las preparaciones son para compartir entre dos o mas personas.
- Los niños son personas pequeñas, pueden comer lo mismo que usted.
- El postre es cortesía de la casa, llame a su camarero y le cuenta.
- La carta cambia todas las semanas, por ahí la que viene hay puchero!!!
- No usamos freezer, todo es fresco, si se acaba algo no se enoje…
La cena arrancó con un appetizer de apio y manzana para untar en pan más «agua de la canilla» que estaba fresquita y lista para tomar según describió el camarero.
La entrada fue «Tomaticán cuyano con tostadas de pan casero» ($42), un revuelto de tomate con tal o cual ingrediente más o menos pero todos coinciden en el punto de que es algo típico de madres mendocinas, según pude comprender.
El principal llegó vía Twitter «Canelones de espinaca y ricota con salsa de tomate, gratinados» ($195) acompañado de un Famiglia Bianchi Reserva Malbec 2012 gentileza de Male Abbihagle. Los canelones estuvieron muy bien en termino de sabores y tremendos si hablamos de porciones, al punto de que no pudimos terminarlos. Sobre el vino… mejor lean ustedes: El mejor vino tinto del mundo es argentino.
El postre, fuera de programa y cortesía de la casa según reza la carta, fue Flan con dulce de leche y crema que se mantuvo al nivel de los pasos anteriores. Esta vez no hubo café para el cierre, solo un aprentón de mano a Pablo del Río y a dormir que al otro día el despertador castiga temprano.
Sin temor a equivocarme me animo a decir que Fuente y Fonda es un lugar para recomendar, para ir con familia y amigos a compartir una buena mesa.
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Fuente y Fonda
Montevideo 675
Descorche $50
No acepta tarjetas, solo efectivo… como para sentirme en casa.
johana arangue
les dejo mi correo por el puesto de trabajo de cajera desde ya muchas gracias