La Atalaya es una parrilla ubicada en el Talar de Mendiolaza donde además se puede comer pastas y minutas en un entorno de privilegio. 

La Atalaya, parrilla en Mendiolaza

Los feriados y los sofocones del verano que ya va promediando pero parece dar batalla hasta los últimos días invitan a ir a las sierras. Invitan a comer asados con familia y amigos y a visitar los ríos.

La Atalaya - MendiolazaEsta vez mi paseo de espaciamiento fue por las sierras chicas. Y en la recorrida hice un parate para conocer una parrilla de Mendiolaza.

La Atalaya parrilla y resto es un restaurante ubicado apenas se cruza el río cuando uno va por la ruta intermunicipal e intenta tomar para el Talar de Mendiolaza.

Funciona en lo que parece ser una vieja casona con un predio increíble que invita a una larga sobremesa. Las mesas están dispuestas en un parque verde bajo la sombra de árboles junto a una pileta que no tiene permitido el ingreso pero que adorna la escena.

La carta es sencilla de leer. Carnes, pastas y algo de pescados y minutas, algunos vinos poco comunes y no mucho más.

Pedí una Tabla de achuras ($940) para compartir que según los papeles debía traer chorizo, morcilla, mollejitas, chinchulines al roquefort, pimiento con huevos y papas fritas. Pero que en la práctica no contamos con el roquefort de los chinchulines, las papas vinieron con huevo y unas verduras a la parrilla que amenizaron la tabla.

La Atalaya - Mendiolaza

Sobre la table prefiero decir que he comido mejores pero que no estuvo mal. Es muy difícil evaluar cortes a la parrilla en un país donde más de 40 millones de personas se precia de excelentes asadores.

Yo prefiero decir que estuvo bien y que el contexto aportó lo que faltaba para que la velada sea un éxito.

La Atalaya - Mendiolaza

La atención fue buena aunque por momentos pecaban de exceso de gentileza y se ponían un poco densos. Mi almuerzo fue un feriado y lo que menos tenía era ganas de apurarme para decidir, comer ni para cerrar la sobremesa.

Para evitar segundas interpretaciones insisto en que la atención fue buena solo que fuimos nosotros que estábamos sin apuro y eso hizo que las mozas vayan y vengan preguntado cosas. Incluso se ofrecieron para calentar las porciones cuando promediaba el almuerzo.

El cierre fue una larga sobremesa acompañada de un blend mendocino que realmente no había visto nunca en el mercado por lo que la intriga fue aún mayor.

Cuatro vacas gordas ($350) es un blend de malbec y cabernet sauvignon orgánico elaborado en la provincia de Mendoza. Un vino que sinceramente desconocía pero que acompañó con altura la charla de sobremesa de feriado.

La Atalaya parrilla y resto

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