Las sierras de Córdoba albergan infinitos secretos gastronómicos, tantos que descubrirlos a todos sería imposible. Pero hay uno que me recomendaron muchos amigos a quienes considero con buen criterio gastronómico, varios de ellos periodistas entendidos en la materia. Forzado por la situación no tuve otra alternativa que ir a conocer de que se trataba todo eso.
Nadie pudo explicar a ciencia cierta la dirección del lugar, nadie sabe mucho sobre los dueños ni la historia del lugar; es que no importa. Para el caso solo importa que en ese paraje se puede disfrutar de unos exquisitos sándwiches elaborados a la vista y a gusto del cliente.
La cosa es sencilla, uno debe salir de Córdoba por la autopista con dirección a Carlos Paz, luego tomar a su izquierda para ir a Falda del Carmen y al llegar a la rotonda doblar a 45° a su derecha. Allí encontrará un puesto de artesanías y acto seguido un oasis gastronómico, un lugar que parece haberse detenido en el tiempo hace algunas décadas atrás: Despensa Quito.
En Despensa Quito se puede hacer llamadas a celulares sin crédito, cargar agua caliente para prolongar la mateada en las sierras, comprar canarios (según rezaba un afiche en una antigua heladera) pero también se puede disfrutar de una experiencia gastronómica digna de destacar. Sus sándwiches merecen todo un capítulo en este modesto cuadernito de anotaciones virtuales.
La Despensa Quito ofrece sándwiches que elaboran a la vista según los caprichos del paladar de quién se detenga a visitarlos. Allí, un amable caballero agarra una tira de pan bien fresco y, mientras unta una generosa cantidad de manteca, preguntará que queremos agregar. En paralelo, una señora acompañando la amabilidad del caballero recoge nuestro termo para llenarlo de agua caliente, como dándole otra oportunidad a nuestro mate serrano.
Las combinaciones son variadas, cuentan con jamón crudo, jamón cocido, mortadela, jamón ahumado, quesos y varias opciones más para ajustar el bocadillo al deseo del comensal. El precio se fija según los ingredientes que se utilice, variando entre los $27 y $34 por sándwich. Cuenta con algunas pocas sillas como para comer sentado pero justo al frente un hermoso verde invita a disfrutarlo tirado en el pasto abrigado por el sol de otoño entre sándwiches, mates y charla.
Así que ya sabe amigo viajero, si pasa por Falda del Carmen, allí encontrará un oasis donde detener su marcha y disfrutar de un bocadillo.
Jorge Tarifeño
Más elocuente no puede ser está reseña… Varios amigos, conocidos, allegados y desconocidos…. Me han puesto este punto en el mapa como paso obligado. Sin dudas me llegaré…. Gracias.
Mauro
Jorge, vaya que es un sanguche de paso y no se va a arrepentir!