EuropaDurante el mes de mayo estuve de paseo por Europa. Algunas anécdotas ya conté en este blog o otras que voy recapitulando a medida que pasa el tiempo trato de compartirlas como puedo, es por eso que se me ocurrió armar este post con apuntes desordenados.

Resulta que un día de abril a las 6.40hs un avión me llevó desde Córdoba con destino a Aeroparque donde me esperaba un remise que haría lo propio hasta el Aeropuerto de Ezeiza y de allí salté directamente a Londres. Unas vueltas por el aeropuerto británico, algún tiempo de demora en los controles de migración y ya estaba de nuevo en el aire con destino a Amsterdam, Holanda.

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Ya en Amsterdam, nuevamente un taxi, a tirar el equipaje en el hotel y a caminar la calle que era el día de la Reina y la ciudad entera se transforma en una fiesta. Allí, dos millones de personas coparon las calles con street foods y six packs de cervezas en las manos para celebrar a una Reina de Holanda que, por esas grandes casualidades de la vida, era Argentina, como yo.

Los días pasaron entre caminatas por toda la ciudad, recorrida en barco por los canales, eventos en la planta de Heineken, fotos y cervezas. Mucha cerveza.

Una mañana nuevamente un taxi me esperaba, esta vez en el lobbie del hotel para llevarme a la Centraal Station de Amsterdam donde a las 11:19hs saldría en un tren de alta velocidad con destino a París.

París me recibió con una demora de unos treinta minutos para entrar a Gare du nord como para dejar de lado la precisión quirúrgica de Europa y recordar un poco al desastroso transporte de Córdoba. Diría que como para sentirme en casa.

Una vez que estuve en tierra firme todo fue caminar, caminar y caminar con algunas paradas técnicas para tomar fotografías y por supuesto también algunas paradas gastronómicas.

Finalizada mi estadía en París un avión me depositó en el imponente aeropuerto de Barajas para la última parada de mi recorrida: Madrid.

Madrid fue la ciudad que menos me impactó de la gira pero al tener un centro más reducido en extensión que París pude aprovechar para caminar un poco menos y parar más a disfrutar de su gastronomía. También es válido de destacar que en materia de precios la cosa se vuelve más interesante que en las dos ciudades anteriores.

Así fue que volví al aeropuerto de Barajas, de allí a Santiago de Chile y finalmente a Córdoba. El viaje había terminado.