Hace tiempo venimos reclamando que la gastronomía cordobesa está chata, que no hay grandes novedades, que a las nuevas tendencias (buenas o malas) las vemos por internet porque acá nunca llegan y otros berrinches de todos los colores. Hasta que un año nos llenamos de ferias en Córdoba en las que encontramos lo más variado de nuestra gastronomía. Ahora tenemos disponibles hamburguesas re cool que nos hacen creer que vivimos en Instagram, tragos e incluso fiestas con aperitivos, cervezas artesanales ponele, gin tonic con productos de primera calidad y una oferta que nos deja un tanto descolocados. Este año sin contar los festivales históricos como Fiesta de las Colectividades de Alta Gracia o Expo Delicatessen y Vinos tuvimos Mionca, Peperina, Ají, ÑAM, food truck todos los fines de semana por el interior (pero metiéndose tímidamente en el ejido cordobés) y ahora llega Córdoba Come. Sin contar el Festival del choripán, las ferias francas de calle Rondeau, Crisol o Belgrano (desconozco si las otras siguen) que nunca tuvieron un tinte gourmet, revolucionario ni cool pero que son buenísimas, las agro-ecológicas, las ferias orgánicas en Valley y Cundeamor y algunas otras que no se me vienen a la mente ahora. Podemos afirmar que efectivamente esta año tenemos oferta gastronómica en formato ferias en Córdoba.
Pero no todo es color de rosa porque esto plantea un juego que es re divertido pero que al momento no lo sabemos jugar. «¿Córdoba está preparada para una feria grande cada dos meses?». Esta pregunta surgió ya en dos charlas que tuve con gente que trabaja en gastronomía, cocktelería, hoteles, etc. La respuesta a corto plazo no la se pero creo que a mediano plazo está clara.
Otro me dijo «los restaurantes no tienen estructuras para sumarse a ferias donde van a vender 500 raciones de comida por día, si van a la feria tienen que cerrar el local». Y creo que algo de razón también tiene.
Por otra parte tenemos el pre-concepto de lo genial que son las ferias para que la familia vaya a pasar el día, comer cositas gourmet a precio razonable y no se que más. Pero solo somos los early adopter (por llamarlo de alguna forma) los que nos embelesamos con está idea, las familias todavía no están habituadas a esta modalidad. O al menos eso pienso yo.
Encontes, ¿es bueno o malo esto de las ferias en Córdoba?
Es buenísimo tener un abanico de ferias en Córdoba tan nutrido. Es buenísimo que se cambie la dinámica de la ciudad, que los cocineros salgan a la calle, que los cocineros puedan saludar, mirar a los ojos y explicar que es o como se elaboró la porción que están vendiendo, que los cocineros vuelvan a jugar a crear platos, que se pueda comprar esto a precio accesible, que marcas nacionales comiencen a mirar estos espacios como nicho y un montón de cosas más. Incluso es buenísimo que pese a ser un juego que no sabemos jugar lo estamos haciendo y lo estamos haciendo bastante bien.
Nuestros cocineros están saliendo a la calle y tiene espacio para hacerlo. ¿Las ferias en Córdoba tiene algunas fallas o cuestiones por pulir? Si y hay que celebrarlo porque como reza el dicho «andando el carro se acomodan los melones»…