Mañana 13 o’clock Diran?

El viernes pasado llegó el pedido de confirmación a mi casilla de DMs. Demás está decir que no tarde en responder:

Por mi parte confirmado. Si vos acomodaste lo tuyo, ahí nos vemos!

Un almuerzo entre dos perfectos desconocidos estaba confirmado. Un almuerzo que comenzó en un cruce vía timeline de Twitter, que rápidamente tomó forma y se convirtió en algo muy parecido a una cita a ciegas:

 

Del otro lado del timeline el periodista Robeto Battaglino invitando a un avatar, el mío en este caso, a almorzar a lo que entiende como uno de los mejores lugares de cocina árabe en Córdoba: Díran, en el Mercado Norte.

No podía rechazar la invitación. No se rechazan este tipo de invitaciones y menos si la idea es visitar un lugar como el Mercado Norte, un lugar que me gusta y sobre el que siempre trato de leer y preguntar…    pese a que en algunas ocasiones no logro obtener respuestas.

La cita era con un horario estricto, debía ser puntual y no quise fallar, es por eso que tomé la precaución de llegar unos minutos antes de las 13hs. Roberto ya estaba instalado esperando y cruzando palabras con Diran. Nos saludamos, nos presentamos y sin mayor preámbulo comenzó un festival de platos realmente interesante.

Nos ofrecieron la carta pero prácticamente la pasamos por alto, el recorrido por diversos platos se realizaría apoyado en la experiencia de Roberto.

Mientras cruzabamos las primeras palabras, Diran rápidamente rompió el hielo con un mini-shawarma. Seguimos con una picada árabe, que dió paso a una de las cartas más fuertes que se jugó ese mediodía: Shish Barak.

El Shish Barak, y disculpen mi estreches de palabra, es una suerte de capelletis de carne con salsa de yogur y aceite de oliva, con un dejo picante. Los sabores de Diran son intensos, realmente exquisitos.

Charlamos un rato más y, como si esto fuera poco, Roberto volvió a levantar la mano para llamar la atención de Diran. Una degustación de dulces que incluía membrillo, berenjenas, aceitunas en almibar con nueces y queso fresco estaba en camino.

Completamente satisfecho por la experiencia y sin lugar aparente para ingerir nada más, pedimos lo que dió origen al intercambio de tweets que derivó en todo lo anterior: el café oriental.

Bebimos el café, redondeamos la charla y cerramos una experiencia, al menos en lo que a mi respecta, por demás interesante. Mi primera cita a ciegas había transcurrido con todo éxito. 🙂

Gracias Roberto!!!

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