Por: Irene Elvira David
Soy de Formosa, una provincia de llanura, por lo que visitar Mendoza fue maravilloso y me hizo sentir adrenalina pura al ascender los sinuosos caminos hacia el Cristo Redentor en el limite con Chile.
Al descender del vehículo, un fuerte viento nos produjo mareos y taquicardia, tomamos pocas fotos y arremetimos al Bar-Refugio. Allí, su dueño con claro conocimiento del malestar-miedo que produce ese lugar nos esperaba con lo necesario para calmarnos, un chocolate suave calentito con una medida de una bebida de papaya macerada con miel y canela. Algo sabroso y muy efectivo que obra como sedante de la taquicardia-miedo que produce esa altura. Además, ofrecía sopaipilla (especie de torta frita) y en un rincón a modo de «microondas» había una parrilita para quién lo quisiera calentito.
Fuimos 4 ó 5 combis. La totalidad de los turistas nos retiramos en perfectas condiciones y felices de haber disfrutado esa belleza natural de nuestro país.
Trate de comprar esa bebida de papaya pero no la tenian para la venta, por lo que si algún mendocino o chileno puede tener la deferencia de informarme sobre ella, sería buenísimo...
Irene Elvira David, mi mamá, es una viajera empedernida y fiel admiradora de nuestro país. Ahora entenderán a quién salí así de vago y curioso.
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Dato de color: la vasija en la que le sirvieron el chocolate en el refugio está oficiando de mate en este mismo momento, mientras posteo esto.