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Restoranero, ¿dejaría el servicio de un sábado en manos de un CM?

Todos sabemos que el Blackberry Curve a pesar de sus limitaciones permite crear perfiles en Twitter y Facebook con el nombre de un restaurante. Es cierto también que permite tirar fotitos al feed y hasta improvisar concursos que terminan en la friolera cifra de 5 o 10 personas dando Fav o Like dependiendo de a donde caiga ese texto para ver si una cena les cae “de arriba”. Porque en internet últimamente hay gente que si viene de arriba te para hasta un rayo.
Pero también hay gente que alimenta a estos oportunistas tirándoles por elevación textos cortitos y, en general, con errores de tipeo acompañados de fotografías desenfocadas tomadas a las apuradas con una cámara VGA convencidos de que le caerán a la persona correcta. Y no conforme con esa aspiración, también creen que convertirán a ese oportunista en un cliente.

¿Pero saben una cosa amigos restoraneros? Eso que hacen, justamente eso, no es marketing digital. No me alegra tener que ser yo quién de la noticia pero alguien tiene que hacerlo y esta vez me tocó a mi.

No y no. Por más cool que creamos vernos administrando redes y pese a que desde los cuarteles de Mis Fotosecuencias defendemos a capa y espada el DIY (do it yourself), eso no es marketing ni ayuda a traccionar cliente potenciales camino a la conversión. Ni nada parecido. Es solo eso, una imagen desprolija que cae a un feed y que es arrastrada por la corriente hacia vaya uno a saber donde.

Así como para cocinar se estudia y se sigue aprendiendo todos los días con la puesta en práctica, créanme que con la comunicación y el marketing pasa exactamente lo mismo. Porque cocinar no es tirar un puñado de sabores al azar y revolver, pero tirar una foto al aire y pedir un RT tampoco es hacer marketing.

Por sobradas razones no voy a mostrar ejemplo de malas prácticas pero si voy a decir que desde hace algún tiempo vengo hablando del tema para bien. Como aquella vez que contaba sobre el restaurante con carta en Instagram (mientras en Córdoba me han llegado a retar por tomar nota de la carta o intentar fotografiarla) o ahora con el caso de Birds Eye que promocionó sus productos congelados creando un restaurante pop-up en el que se abonaba subiendo fotos a Instagram armando un alboroto en esa red social.

Volviendo al plano local, amigo restoranero, Córdoba está lejos de lo que a uno le gustaría que sea pero también en cierto que tiene blogs como Córdoba en Sabores, Córdoba Foodie, Viajo (más orientado al turismo pero que converge con gastronomía), portales como Guía Óleo y Circuito Gastronómico, usinas de CM y otros recursos digitales tanto como medios tradicionales que intentan aggiornarse, agencias y profesionales en quién apoyarse para generar una comunicación que forme los cimientos para que cree fortalezca su marca y al final del día todo esto se traduzca en clientes. Hoy contamos con gente que puede aportar a para crear una comunicación eficiente, gente que conoce el paño. Es cierto que algunos son buenos, otros de medio pelo; algunos cobran cuantiosos honorarios pero otros son accesibles. Ya no es necesario que usted, amigo restoranero, suba fotitos pixeladas a Facebook con las manos llenas de harina mientras prepara el servicio de un sábado por la noche.

Volviendo a la pregunta que da origen al post, amigo restoranero, ¿dejaría el servicio de un sábado a la noche en manos de un CM? ¿Dejaría que un community manager defina los platos de la carta, la materia prima, sea quién cocine, elija los vinos para el maridaje perfecto y/o sirva los platos mesa por mesa?

OK, coincido con usted. Pero créame que con la comunicación pasa lo mismo, la debe gestionar alguien que sepa del tema.

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