Hace algún tiempo asistía a una No degustación en El Gran Vidrio, con cierta resignación lo conté en su momento y, claro, prometí volver para darle una segunda oportunidad.
El sándwich estuvo muy bien. Contó con buena cantidad de salmón, cebolla morada, una especie de queso crema untado y el pan con semillas tostado mantuvo el nivel. El menú no incluye postre como el resto de los menú de la ciudad, en cambio ofrecen café y lemoncello que si bien era riquísimo, por estar el restaurante ubicado casi sobre circunvalación y con tolerancia cero al alcohol hizo la mayoría de los que pude observar, entre los que me incluyo, lo deje casi intacto.
El lugar está muy bien armado, con buena luz natural pero con más olor a comida en el salón de lo que a mi me gusta. Recordemos que fui en un contexto laboral y no es agradable seguir trabajando con olor a comida en la ropa. Pasando por alto este detalle y que no hice tiempo de conocer los sanitarios, me pareció que el lugar está muy bien y la atención acompaña.
El precio de este menú (Sandwich, bebida (agua en mi caso), café más lemonccelo) fue de $70. Un precio promedio pero deberíamos tener en cuenta que no incluye postre.
Una muy buena experiencia que deja planteada una tercera visita para el desempate.