A riesgo de pecar de repetitivo vengo a sostener lo mismo de siempre, no me gusta comer en franquicias. Prefiero comer en el más sucio y perdido de los bodegones antes que en el más limpio y rápido de los centros comerciales. No se porque pero es así. Disfruto más de un locro pulsudo que de un Big Mac, de un choripán que de Whopper y así podría pasarme días enumerando.

Basta recorrer el historial del blog para darse cuenta que jamás encontrarán una reseña a un Mc Donald`s o a un Burger King, sin embargo encontramos a lugares como La Candela, Cundeamor o Doc. Todos ellos lugares que dentro de su estilo venden productos frescos y de elaboración casi artesanal, lugares para disfrutar de lo adquirido y no simplemente llenarse la panza y salir corriendo con medio bolsillo herido.

Hecha la aclaración, los invito a leer un excelente post de Dayana, donde detalla la ¿nutrida oferta? gastronómica de los centros comerciales de la ciudad de Córdoba: Las opciones gastronómicas en shoppings de Córdoba ¿Cada vez menos diversidad?

Ahora, por si luego de leer el post de Dayana, aún quedan ganas de seguir comiendo Fast-Food en Centros comerciales les dejo otro interesante post que leí casualmente el día de ayer sobre este jueguito entre lo que se vende y lo que realmente se compra. El post viene de uno bastante largo y un poco en in glés pero con leer la mirada de Gastronomía y Cía lo van a enteder y creo que va de la mano con el tema que tocamos: La publicidad y la realidad del fast food.

Y bueno macho, si todavía siguen comiendo fast food en centros comerciales… yo más no puedo hacer. Que quieren que les diga.