Por: Natalia Duarte
Mi hija no disfruta comer, es como que le digan a Maradona que el nieto le salió jugador de golf, pero la lucha por que descubra sabores y les dé el valor correspondiente, el más alto-por supuesto-, va a ser uno de mis propósitos en la vida.
Como a mi hija no le gusta comer, descubrimos juntas, mediante insistencias de médicos, opinólogos y yahoo answers, que a mi hija sí le gusta cocinar. Mi deseo más grande es que por el camino del “hacer” llegue al camino del “disfrute” por la comida.
En la búsqueda de recetas, variaciones y respuestas mágicas encontré este hermoso libro:
“Amarillo limón el sol-Manual para cocinar con niños”, un compendio de recetas fáciles, para hacer con los pequeños, sencillas para sus manos chiquitas y para que cada sabor e ingrediente sea destacado.
Dice Eloise Alemany, escritora, a modo de introducción: “La cocina, con su doble cualidad de espacio creativo y riguroso, es un ámbito estimulante para curiosear e investigar, para imaginar y disfrutar y también para ordenarse”.
Aprender a disfrutar curioseando, tocando, oliendo, mirando, qué más se le puede pedir a la niñez? La cocina ofrece todos estos aspectos y, seguramente, cada niño destacará algún otro que nosotros padres, tíos piolas, adultos todavía no notamos.
También, se suma a las hermosas palabras de Eloise, las ilustraciones de Johanna Whilhelm, deliciosas y amigables.
El paseo a la librería concluyó con este hermoso libro que recomiendo y, como cereza de la torta, probé brownie y tarta de frambuesa invitación de la librería “La Luna”.
La gastronomía es amor.