Es muy marcada la influencia peruana en Chile. Lo digo sin intención de llevar la conversación para el lado de las disputas territoriales, ni del origen del pisco. Me refiero a lo que se aprecia al recorrer las calles de Santiago, el mejor ejemplo es que uno de los lados de la Catedral, frente a la Plaza de Armas, es el punto de encuentro diario de inmigrantes peruanos. Allí se puede encontrar agencias de viajes que ofrecen Perú como principal destino, casas de cambio, una discoteca y, por supuesto, la gastronomía también tiene lugar. Hacia allá fui.

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El lugar elegido para almorzar fue El Ají Seco Internacional, una cadena de restaurantes de cocina peruana que cuenta con 14 locales en la ciudad de Santiago. Visité el que está ubicado en el subsuelo de una galería casi al frente del Metro de Plaza de Armas.

Llegué casi a las 16 horas luego de mucho caminar, pedí el pisco de rigor, de coco para ser más preciso, por $2900 chilenos o unos $37 argentinos, y comencé a leer para conocer lo que ofrecen. El lugar cuenta con una carta tradicional y otra de tragos y ofertas.

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Para amenizar la espera del plato principal el mozo se encargó de traer una panera con salsas muy ricas pero que no llegué a preguntar su nombre ni como las elaboran. Solo puedo decir que una era suave y la otra era más picante de mil infiernos. El picante se hizo sentir y abrió la cancha a la Cerveza Cusqueña que me acompañó el resto del almuerzo.

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Luego de repasar minuciosamente la carta, el menú estaba definido:

Salmón ají seco, filete de salmón a la plancha, bañado en salsa blanca con mariscos y champiñones y punto de vino blanco aromatizado al romero. 

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El resultado fue un imponente plato de salmón. Un salmón delicioso, correctamente condimentado y recargado con un baño de mariscos acompañado de un timbal de arroz. Un plato realmente soberbio por $6600, aproximadamente unos $86 argentinos ya contemplado el cambio de moneda y el impuesto del 20% por compra en el exterior.

Una experiencia recomendada para quienes visiten Santiago.