A menos de un mes de haberme deleitado con la Humita de Alfonsina, volví para darle una oportunidad al locro.

Confieso que es, creo, la tercera vez que voy a por locro y las dos anteriores no tuvieron nada para destacar. Pero el primer frío del año es el primer frío del año y si cae en el fin de semana del 1º de Mayo son sobradas las razones para ir a comer locro a algún lado.

Camino a la meca del locro pasé por Apacheta donde, si mal no recuerdo, ofrecían «Fetuccinis a la nosecuanto» (!!!), por lo que seguí mi paso.  Una vez frente a la meca, alguién del grupo propuso Alfonsina en lugar de La Candela. Ambos enfrentados.

Nos inclinamos por Alfonsina. Pedimos un particular vino de la casa Malbec, mendocino y de etiqueta propia. Bueno. Pese a mi escaso conocimiento en la materia, creo que estuvo bien.

Mientras, leímos la carta y charlamos en ronda.

Minutos después, una empanadas de matambre, tal como la última vez, abrirían el juego a la cena. Muy buenas. Es la segunda vez que las pruebo en el último mes y en ambas oportunidades fueron superlativas y no se siente un exceso de grasa.

Pasada la entrada, el plato fuerte: Locro.

Locro en Alfonsina

Aquí las expectativas comenzaron a desinflarse. El locro, insisto, no es bueno en este lugar. No tiene gusto a nada, la salsa no es picante y el pan no es casero.

Pese a que en general confío en los comentarios y en Fernabel en particular, digo que el pan no es casero. Fui dos veces en menos de un mes al local Duarte Quiroz de Alfonsina y, oh casualidad, el pan no era casero. Es cierto que no como pan con las comidas, OK, pero hay determinados aspectos que no pueden fallar en un local de comida regional o al menos así lo veo yo.

El precio del locro en Alfonsina es sensiblemente mayor que en La Candela, ubicado exactamente al frente.

En síntesis. Balancita positiva a la Humita, balancita negativa al Locro.