Hace un tiempo les contaba sobre uno de los menúes más frecuentes en cualquier pizzería, hamburguesería y, porque no, restaurante de Formosa: el Alito.

Como podrán imaginar, en mi reciente viaje a Formosa hice lugar en mi abultada agenda de fin de semana de relax para disfrutar de una porción de este eslabón clave de la gastronomía del lugar. Porque, para los lugareños, el Alito no es un sandwich más, se lo dice alguien que nació a unas 5 cuadras del café-restaurante de la foto.

Así fue que llegué a mi ciudad natal, dejé los bolsos en la casa materna y partí raudamente en un taxi rumbo a Cascote, el único lugar que vendería este manjar pasadas las 14.30 hs de un viernes.

Cascote es un café-restaurante ubicado en la esquina de Moreno y Av. 25 de Mayo, en pleno centro de Formosa capital. A pocas cuadras de la Costanera, casi frente a la Catedral y a algunas cuadras (en dirección opuesta a la costanera) de la plaza principal.

Sinceramente es mi primera visita al lugar dado que toda la vida me pareció «un lugar de viejos«. Supongo que en estos 8 o 9 años que pasé sin visitar la ciudad Cascote rejuveneció o simplemente ya no soy el mismo mocoso que paseaba por la plazoleta del frente jineteando una bicicleta. No lo sé. Lo cierto es que allí estaba sentado, la moza había tomado cartas en el asunto y el arribo del Alito a mi mesa era inminente.

Algunos tragos de cerveza mediante y llego. Mi Alito:

Para quienes no lo sepan, el alito es una suerte de lomito elaborado con un triple de verdura cubierto de queso gratinado. Lo que se dice, una verdadera delicia.

En el norte varias casas de comida, familias y hasta provincias se atribuyen su autoría. Yo desconozco su origen a ciencia cierta pero sabía que por una cifra que ronda los $40, el Alito de la foto podía estár en mi plato y, por unos 20 o 25 pesos más,  podía acompañarlo con una cerveza helada. Eso era todo lo que necesitaba saber, lo sabía y por supuesto no podía dejar pasar esa oportunidad. 🙂